A los motoristas nos gusta el “ruido”.
Aunque así dicho
suene algo mal, suene a macarra de barrio y moto trucada. Me explico, nos gusta
el sonido que emite una Ducati 916 al abrir gas tras trazar suave en Farina,
“negociar” Le mans y abrir gas en la Rampa Pegaso en el circuito del Jarama; el
de una Harley Davidson al arrancar en un semáforo; el de una Benelli Sei de
hace años; el que emite una Aprilia RSV con terminogni; el de un bóxer al abrir
gas con sus bajos demoledores. Quizá quede mejor si en lugar de ruido, cambio
por música, sonido, silbido, aullido o rugido, porque de todo emiten las motos
dependiendo del modelo en cuestión.
Pero hay un sonido o ruido muy característico,
que era el habitual hace no demasiadas décadas en las carreteras y ciudades
españolas, y es el de un buen “dos tiempos” de fabricación nacional. Con la
ventaja de acompañar el sonido de sus escapes, con alguna que otra emisión de
humo proveniente de la combustión de una mezcla demasiado rica en aceite.
Hoy, durante una magnífica mañana de finales de julio, en la
que el termómetro no ha subido de 20o, nos hemos juntado unos
cuantos entusiastas de las motos clásicas para participar en la IX Marcha de
Motos Clásicas de Tielmes.
La hora previa de preparación eran las 09:30 de la
mañana para que los participantes se inscriban, charlen, luzcan modelitos y
comenten chascarrillos sobre temas tan extraños como “el tabique del pedal de
arranque estaba roto, y lo reconstruí con soldadura de aluminio” o “voy el
último en las marchas porque la moto no frena bien y no quiero llevarme a nadie
por delante” y cosas así escuchadas al azar. Comentarios nada habituales en
otro tipo de reuniones de motoristas.
Cuando se ha esperado un tiempo prudencial a que todo el
mundo llegue –suelen venir amigos de amigos y conocidos de amigos, así que normalmente
se suele saber cuántos van a venir, más o menos- y se haya inscrito –los que lo
hagan- la comitiva se pone en marcha.
En cuanto a las inscripciones, creo que deberían hacer algo
más abierto y trabajar más el plan de marketing, me explico. La inscripción
cuesta 20 euros, incluye una gorra –roja sin publicidad de ningún tipo, pero
tampoco logos de marcas de motos ni siquiera una leyenda conmemorativa de la
concentración- y unos vales para un refresco y un bocata en la primera parada y
una comida en un restaurante cercano al finalizar la Marcha, y nada más.
No
digo que sea caro, pero creo que deberían hacer algo para que más gente se
inscribiera, ya que mucha gente no se queda a comer, por ejemplo que se pague
sólo 5 euros para tomar el refresco y el bocata o que por 10 euros puedas
tomarte un refresco también en la segunda parada, no cuesta nada visitar algún
bar de los pueblos que se visitan y hacer ofertas en las que ganaría el pueblo,
el bar en cuestión y los participantes, ya que a mucha gente de los pueblos por
los que se pasa, les llama la atención que cuarenta motos recorran su pueblo un
domingo por la mañana.
Además, pueden buscarse patrocinadores que ofrezcan
artículos para sortear entre los participantes, que son cosas simples pero que
ayudan a que la gente se anime a participar. No sé, son ideas que se me ocurren
que pueden mejorar una de por sí magnífica iniciativa de los aficionados a
clásicas de Tielmes, y que está comprobado que atrae cada año a más
aficionados.
Bueno, que no quiero que parezca esto una crítica –aunque desde
luego constructiva- ya que bastante esfuerzo hacen de manera desinteresada los
organizadores y parte del ayuntamiento de Tielmes para organizar la marcha.
Máxime teniendo en cuenta que no es la única actividad que organiza el ayto. en
el día de hoy.
Antes de salir de marcha, os haré un pequeño repaso de las
veteranas que nos acompañarán durante toda la mañana. La mayor presencia es
para la omnipresente Montesa Impala, en su diferentes versiones, alguna Bultaco
Metralla, una Bultaco Matador MK9 impecable, alguna Bultaco metralla –una con
kit de carreras-, MV Agusta, NSU, la Derbi GPR de mi amigo Santi, Lube, Bultaco Mercurio 175 preciosa y perfectamente
restaurada, muchas vespas de los 60 y una preciosa BMW R75 de 1972 preciosa y la joya de la Marcha –quitando mi “Ponderosa”- una impresionante BMW R62 de
1928, con el eje cardánico al aire, tres velocidades “de mano” y una
restauración perfecta, además el afortunado dueño está enamorado de las BMW.
Comienzan los motores a ponerse en marcha, las palancas de
arranque, la algarabía, la mezcla de ruidos metálicos, más escandalosos los dos
tiempos, más pesados y broncos de las cuatro tiempos, mezclados con los de las
motos modernas –que alguna acompaña- inundan la plaza de la iglesia. Llevamos
un coche delante abriendo ruta, un remolque como coche escoba y buenos
compañeros que todos los años y de manera desinteresada ayudan a controlar el
tráfico en los cruces,Un aplauso porque se lo
curran a base de bien para cortar todos y cada uno de los cruces.
Tenemos por delante casi 72 kilómetros con dos paradas
intermedias, para enfriar motores y refrigerar frenos. Recorrido la primera prueba para la moto es
la subida a la llamada “cuesta de los botes” entre Valdilecha y Pozuelo del
Rey, un “puertecillo” de 3ª categoría pero que para mi Montesa y más llevando a
Almu no es baladí; aún con todo y a su ritmo, pasa con nota y sin demasiados
problemas. En el llano vuelvo a recuperar posiciones delanteras y aprovechamos
para ver a los que forman la comitiva motorizada. Efectivamente, la que mejor
va es la copiloto del sidecar de BMW, sentadita y cómoda como ninguna.
Pasamos por Pozuelo con algún ciclista y vecino alucinando y
comenzamos la bajada hacia Torres de la Alameda, una larga recta de acusada
pendiente pone a prueba los frenos de tambor que equipan las viejas glorias,
pero salvo algún incidente menor, todos llegamos sanos y salvos a la primera
parada. Mientras reparten bocadillos y refrescos, nosotros nos dedicamos a
charlar con Carlos y Rosi, amigos y vecinos de Tielmes que han venido con su cuasi
clásica GPZ 500 y observamos un poco el paisaje y paisanaje.
Tras un breve reposo, retomamos ruta hacia Valverde, Corpa y
Pezuela de las Torres, y por cada pueblo que pasamos, vemos la gente asomada,
haciendo fotos y comentando entre ellos, por eso me da rabia que a la marcha no
le den algo más de publicidad, sería un evento que muchos pueblos acogerían con
agrado y atraerían a mucha más gente para ver las motos, en fin. Es divertido
circular con estas motos, los adelantamientos están a la orden del día pero se
realizan con una sensación de ralentización bastante interesante, te da tiempo
a sonreír al conductor de la moto que adelantas, ver el paisaje y mirar por el
retrovisor para ver que una Vespa te va a adelantar a su vez, todo entre
controlado y loco que hace de estas marchas con clásicas algo muy entretenido. Sobre
todo en las subidas que es donde motos como mi Brío 81 con sólo 5 cv de
potencia, se las ven y desean para subir con solvencia. El truco está en, simplemente,
dejarla subir al ritmo que pida la moto, nada de forzarla.
La siguiente parada es Nuevo Baztán, http://es.wikipedia.org/wiki/Nuevo_Bazt%C3%A1n
aparcando las motos junto al palacio de Goyeneche y su iglesia y aprovechamos
para tomarnos una cervecita y saludar a viejos amigos que sólo vemos en las
fiestas del pueblo y algún que otro fin de semana de año en año.
Tras el descanso, retomamos ruta hacia Villar del Olmo,
para, sin llegar al pueblo, tomar a la derecha hacia el llano de nuevo y llegar
a Valdilecha, y continuar hacia el valle del Tajuña y Tielmes.
Tras una breve
parada en la plaza de la iglesia, punto de partida original y breves
despedidas, el grupo de inscritos se acercará a Perales de Tajuña para comer en
el Restaurante los Pradillos, mientras nosotros nos retiramos a casa para
disfrutar de una maravillosa –y demasiado copiosa- comida casera con la familia
y para que “La Ponderosa” descanse orgullosa de funcionar tan bien a pesar de
cumplir ya 64 años.
Saludos y hasta la X Marcha de motos clásicas del año 2014.
Resto de fotos: